Es conocido en el mundo de la moda que el estilo francés es un culto. Y de verdad que uno puede oír cosas, hasta leerlas, pero si no las visualiza no se las cree al cien por ciento. No fue hasta que visité París en la primavera pasada, que pude comprobar que sus habitantes irradian un sentido de la elegancia que les resulta innato.
Muchos habrán escuchado la frase "je ne sais quoi" o al castellano, ese no se qué, que muchas veces parace inalcanzable, sin embargo, prestando mucha atención, te das cuenta que casi parece simple, sin esfuerzo.
Cuenta Caroline de Maigret, que la magia está en la actitud, es el as bajo la manga que siempre te hace sentir bien vestido e invensible. Esa apariencia de no pensar mucho las cosas y que simplemente vienen como vienen. Pero el encanto no está solo en ello, sino en los detalles y la calidad de estos.
Para los franceses hay tres pilares que constituyen la píramide de ese no qué: simplicidad, sofisticación y estilo. A esto podemos sumarle el entalle, la calidad y, por supuesto, la neutralidad de los colores. Lo cual nos ofrece una amalgama de estilos, que sin esfuerzo y con modernidad, nos hace sentirnos inmediatamente atraídos.
En el carácter francés se puede encontrar un poco de básicos, minimalista, bohemio, vintage, dandy, siempre llevados de una manera estilosa, refinada y única.
Pueden leer más sobre el estilo francés en el libro de Ines de la Fressange.
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