Me quise tomar un tiempito para saborear el regreso de John Galliano. Quitando los escándalos y el exceso, Galliano es un diseñador como pocos. Un prodigio de nuestros tiempos que hay que tratar de entender y siempre apreciar en todo su esplendor. Oportunidades de ver en vida a un artista como este y todo el despliegue de su talento, son pocas. Por eso aplaudo a la maison Margiela por sorprendernos gratamente con esta nueva jugada.
Margiela es una casa que siempre ha preocurado apostar por los diseñadores desconocidos, es por ello que fue grande la sorpresa cuando en octubre pasado develaron su última contratación. Ironías de la vida o no, Raf Simons, anterior diseñador de Margiela, es el actual cabeza de Dior, última casa donde trabajó Galliano.
Londres fue la ciudad elegida para hacer el regreso triunfal y la Haute Couture, la fecha marcada en el calendario de la moda.
La desconstrucción siempre ha sido el enfoque de la maison, y Galliano comprobó la profunda unión entre las posibilidades de Margiela y el arte de la alta costura con una colección que tenía algo muy poético en ella. Una combinación de telas y materiales que crearon una silueta rica y reveladora que resultó fascinante de observar.
Contrastando con una pasarela minimal, la colección Artisanal tenía tanto de hermosamente extravagante, para satisfacer a los fanáticos de Galliano, como de extrema rebeldía. El enunciado de la marca contaba del proceso de descubrimiento, el regreso a las raíces. Pieza por pieza, construyendo y desconstruyendo una historia para Margiela.
Sólo quedó una cosa para saborear, excitación palpable, Galliano está de regreso.
Img. Source: Style.com
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